martes, 1 de diciembre de 2009

08. En qué mundo nació Jesús

08. EN QUÉ MUNDO NACIÓ JESÚS


Jesús nació y creció en un determinado país que tenía su propia lengua, costumbres e identidad. Cuanto más sepamos cómo se vivía en

tonces, mejor entenderemos al propio Jesús.

1. Palestina

El pueblo judío había sido conducido a Palestina, llamada entonces Canaán, en tiempo de Moisés. La conocían como la tierra prometida.

El ámbito de Palestina en tiempos de Jesús se extendía 200 kilómetros de norte a sur y 80 kilómetros de este a oeste. Se necesitaban cinco días para ir andando de Nazaret a Jerusalén; el transporte se hacía con animales de carga, como los asnos, o en carros tirados por bueyes.

Esta pequeña tierra ofrecía una pasmosa variedad de paisajes. Galilea era verde y rica. con perenne arboleda y seguros manantiales de agua. Es difícil imaginar mayor contraste con Galilea que la zona del mar Muerto, con sus desiertos y su calor sofocante, sólo 96 kilómetros al sur. El suministro y las reservas de agua son algo vital. Así, construían las ciudades en torno a manantiales o pozos, y el agua potable o de regadío se conservaba en cisternas y depósitos.


Límites políticos

Palestina estaba fraccionada en varias áreas políticas. Galilea, al norte, era la patria de un cierto número de grupos nacionalistas furiosamente hostiles a la dominación romana. Judea, en tiempos de Jesús, era una provincia de tercera categoría del Imperio romano, gobernada por un procurador de Roma. Samaría constituía una zona dentro de los límites de Judea. Los samaritanos procedían de un tronco judío, pero, en tiempo de Jesús, los judíos los odiaban por sus posiciones religiosas y políticas. Alrededor de estas regiones judías había otros estados políticos, la mayoría de ellos gentiles.


2. La dominación romana

El hecho dominante de la vida política en tiempos de Jesús era que los romanos poseían un control total. Eso significaba que Israel era un territorio ocupado, que pagaba tributos a una potencia
extranjera y era objeto de constante humillación por las fuerzas ocupantes.

El propio Jesús aludió varias veces a la opresión romana. En una ocasión dijo a sus seguidores: A quien te requiera para caminar una milla, acompáñalo dos. (Mt. 5,41). Un soldado romano podía en cualquier momento obligar a un ciudadano judío a llevarle su carga una determinada distancia. Ordenanzas de este género suscitaban fuerte resentimiento entre los judíos. Odiaban la ley romana y cuanto ésta implicaba para su modo de vivir.

Recordemos que los Sumos sacerdotes Encarnaban la máxima autoridad: presidentes del Sanedrín y jefes del pueblo. También eran los responsables del Templo y del - --Cumplimiento de la Ley. Eran nombrados por el gobernador romano y pertenecían a las familias más nobles del pueblo.

En los tiempos del nacimiento de Jesús, había en Palestina cuatro principales grupos religiosos y políticos: saduceos, fariseos, zelotes y esenios.


3. Los saduceos

Según se dice, su nombre viene de Sadoc, sacerdote ligado a la historia del rey David y las dificultades de su sucesión (2 Sam 20,26; 1Re 2,12.35). Los descendientes de Sadoc se mostraron como sacerdotes legítimos durante el destierro y cuando la restauración. Lo malo es que, cuando fue tomada Jerusalén, aparecieron otros sacerdotes nuevos que también pretendían ser descendientes de Sadoc. Hubo que hacer genealogía al volver del destierro, sin lograr eliminar por completo a los intrusos.

En el siglo II, cuando la rebelión de los macabeos (cuya historia influye mucho en los tiempos de Cristo), el cargo de sumo sacerdote se convirtió en una fuerza política que los reyes de Siria (Antíoco) quisieron controlar. Las familias se decidieron entre los que aceptaban el poder extranjero y los que lo rechazaban. La guerra general puso en vilo a la población. Cuando la familia sacerdotal de los macabeos (los asmoneos) toma el poder en el 142, se rodea de un grupo aristocrático de sacerdotes y de laicos, defensores de la independencia nacional y de las tradiciones.

Este grupo dirigido por los sacerdotes (llamados entonces hijos de Sadoc) interviene como grupo establecido ya en el siglo II en la vida política, en el entorno del sumo sacerdote (que es jefe de la nación) y en el sanedrín (consejo de notables encargados del gobierno político y religioso). El término de saduceos acabó designando a un partido que se reclutaba en la clase sacerdotal y en la nobleza laica.

Su posición política estaba caracterizada por tres aspectos:
a. Un fuerte conservadurismo, apegado al templo y a las tradiciones antiguas. Los saduceos fomentan una política nacionalista hasta la llegada de los romanos (63 a.C.). Herodes los trata con desdén. Envidiosos de Herodes, chocan también con los fariseos. Herodes disminuye sus poderes, pero los cubre de honores. Se convierten en funcionarios del culto.

b. El poder procura conservarse: hábiles y tácticos, saben abrirse paso hacia el exterior. Por eso acogen la cultura griega, el comercio exterior y las relaciones de negocios; son conciliadores con los romanos (excepto cuando Pilato echa mano del oro del templo). En resumen, su apertura está dentro de la lógica de su conservadurismo.

c. Están alejados del pueblo. Poco numerosos, pero con mucho poder.

Los saduceos en su doctrina son conservadores; se atienen a la fidelidad a las palabras de la Escritura en contra de la tradición oral -por tanto abierta- de los fariseos. Los sacerdotes son para ellos los únicos intérpretes auténticos de la ley. Se oponen a que los laicos interpreten la fe (y los fariseos son laicos). Rechazan la evolución doctrinal como la inmortalidad del alma, la retribución en el más allá y la resurrección (Mt 22,23; Hch 23,8), para defender una especie de vida vegetativa después de la muerte (el seol). Se trata en el fondo de rechazar las tradiciones particulares de todo lo que no está en la Escritura. La tradición no tiene fuerza de ley. Los saduceos aplican un código penal muy estricto. Hay también escribas saduceos.

Escépticos ante los mesianismos populares que corren el peligro de alterar el orden público (Jn 11, 45-53), parece ser que los saduceos fueron los responsables de la muerte de Jesús, a quien tomaron por un mesías político (Jn 19,15).


4. Los fariseos

Son a la vez un partido político y una tendencia religiosa. Su nombre parece ser que viene del verbo parasch (hebr.) que significa separar, hacer rancho aparte.

Al morir Alejandro Magno (323 a.C.), su imperio se dividió entre sus generales. Uno de ellos fundó un reino en Siria, con la capital en Antioquía (hoy Antakya, en Turquía). Uno de sus descendientes, Antíoco Epífanes, quiso imponer a los judíos las leyes inspiradas en la legislación griega. Entonces la gente piadosa, devota de la ley judía, se rebeló, uniéndose a Matatías Macabeo y a sus partidarios.

Al triunfar la rebelión judía, esos piadosos personajes se agruparon en núcleos religiosos y políticos con los escribas (laicos), formando asociaciones encargadas de hacer respetar la ley y el culto. Su influencia fue muy grande por el 135-103 a.C. debido a la cohesión de sus grupos. A partir del año 63 a.C., declina su influencia política, cuando la ocupación romana. Herodes el Grande apreció su influencia y evitó atacarles de frente, dado que sus ideas penetraban incluso entre sus domésticos y cortesanos, y hasta en su propio harén. Sin embargo les impuso el juramento de fidelidad a él mismo y a Augusto. Ante su negativa (un historiador judío del siglo Y calcula que más de 6 000 se negaron a prestar juramento a Herodes el Grande), mató a muchos de ellos. Entonces el poder político pasó a manos de los saduceos hasta la rebelión del 66-70 d.C.; al caer Jerusalén en manos de Tito (10 de agosto del año 70: incendio del templo), los fariseos fueron los campeones del renacimiento de la nación. Escritos después del año 70, los evangelios tienden a confundir a los fariseos con los escriba; se trata de dos grupos distintos, aunque algunos escribas sean fariseos.

Para entrar en la corriente farisea, después de un tiempo de probación que varía de un mes a un año, basta con comprometerse a seguir las reglas de la asociación sobre pureza ritual, ayunos, diezmos y otras costumbres religiosas (Lc 18, 11-12).

Proceden de todas las capas sociales: comerciantes, artesanos, sacerdotes, escribas. Los sacerdotes del templo están muy ligados a este movimiento, ya que desean imponer a todos los judíos las reglas de pureza ritual de los sacerdotes. De ordinario son gente humilde, virtuosa, irreprochable, pobre, desinteresada. Se preocupan de liberar a su pueblo y de ayudar a los pobres; un medio útil de propaganda para ellos es hacer visibles sus gestos de caridad (Mt 6,2).

Su ideal de pureza los lleva a condenar a la nobleza conservadora que sigue a Herodes, los saduceos, debido a la ilegitimidad del sumo sacerdote, así como al pueblo ignorante ( los hombres de la tierra no se muestran a menudo fieles a la observancia de la ley y el pago de los diezmos).

Gozan de gran simpatía y son influyentes en las sinagogas. Pablo fue fariseo (Gal 1,14; Flp 3,5). Podemos comprender su posición social en el siguiente esquema:

Agrupados en asociaciones de diversas tendencias, los fariseos se reúnen en asambleas por pequeños grupos, generalmente para las cenas en común de los viernes. Suelen estar dirigidos por algunos escribas de los más instruidos. Su ideal es hacer de Israel un pueblo santo, como los sacerdotes (Ex 19,6), separado de los pecadores (Lv 11,45). El rigor de sus normas (Mc 7,3-4) les obliga a evitar todo contacto con los pecadores y con toda persona cuya conducta pueda llevar a desobedecer la ley. Al rechazar todas las barreras, Jesús choca con ellos (Mc 2,15-17).

Además de la ley escrita a la que se atienen estrictamente los saduceos, los fariseos aceptan la tradición oral, aunque a veces resulta excesiva (Mt 15,1-20). Pero el hecho de aceptar la tradición oral les permite adaptarse, abrirse. Profesan la igualdad de todos y la libertad del hombre; creen en la inmortalidad del hombre y en la resurrección (Hch 23,6-10). Decepcionados de la familia de Herodes, ponen sus esperanzas mesiánicas en la observancia de la ley; siendo fieles a ella apresuran la llegada del mesías. Los echa a perder su orgullo, su empeño en sentirse justos. Lo saben muy bien los mejores, que distinguen siete clases de fariseos intentando ser los fariseos del amor que tienen como modelo a Abraham. Para ellos no basta con llevar en la frente una cajita de cuero con un versículo de la ley (filacterias) o un versículo apretado en el brazo izquierdo (cerca del corazón); Dios quiere un culto interior, verdaderamente cordial.

Jesús está muy cerca de estos últimos. Lo condenaron en nombre de la autoridad divina que ejercía. Pero los fariseos no están presentes en los relatos de la pasión; esta clase de procesos corresponde a los sacerdotes y a los saduceos.


5. Los zelotes

Esta palabra se deriva del griego y significa lleno de celo (por la ley).

La aparición de este grupo supone dos orígenes muy diversos. Por un lado, hacía tiempo que rondaban por Galilea bandas de atracadores sólidamente instaladas en las montañas. Estos bandidos controlaban incluso los caminos de peregrinación hasta cerca de Jerusalén. Gobernador de Galilea en el 47 a.C., Herodes les hizo la guerra sin cuartel y los exterminó, asegurando así la tranquilidad de los caminos. De ahí viene el nombre de bandidos y bandoleros con que a veces se motejaba a los zelotes.

Pero por otra parte, Galilea fue el lugar de una continua insurrección nacionalista, de tipo extremista y muy rigurosa en el plano religioso. Esta efervescencia crecía ante la creciente compra de terrenos que realizaban los extranjeros y la instalación d poblaciones griegas en las ciudades construidas o restaurada por Herodes.

Siguiendo el estilo de los bandidos, los rebeldes se organizaron el año 47 a.C bajo las órdenes de Ezequías de Gamala contra el poder de Herodes en Galilea. Herodes lo capturó, lo mató y dispersó a sus partidarios. El sanedrín, indignado por la violencia de aquella expedición de castigo y aprobando en parte sus motivaciones religiosa, quiso condenar a Herodes, que no le perdonó jamás esta osadía (después del año 31, Herodes hizo matar a 45 miembros del sanedrín favorables a la antigua familia sacerdotal de los asmoneos).

Cuando murió Herodes el Grande (4 a.C.) y volvió a hacerse un censo en Judea para restablecer los impuestos (las reformas prosiguen del 4 a.C. al 6 d. C., bajo Quirino, legado de Siria), Judas el galileo, hijo de Ezequías se rebeló (Hch 5,37) y se apoderó del arsenal de Séforis; armó a sus huestes y sembró desconcierto por toda Galilea. Algunos lo tomaron por el mesías. Los romanos ayudarán a Antipas a restablecer la calma; Antipas restauró a Séforis.

La agitación no llegó a calmarse por completo. La guerra se fue imponiendo poco a poco. El movimiento nacional se iba exacerbando. El nombre de zelotes aparece en el año 66, pero el movimiento se remonta más arriba. El apóstol Simón el zelote forma parte de ellos (Mt 10,4). Jesús no acepta la ideología extremista de los zelotes (Mt 10,16). En noviembre del año 66, un jefe zelote, Juan, se apodera de Jerusalén; la rebelión se convierte en guerra abierta. Incendian los archivos, sobre todo las listas de deudas.

Nota.- Los Sicarios: viene del latín sica (puñal). Sicario significa asesino. Estos apuñaladores actúan contra Roma sobre todo durante las fiestas y las aglomeraciones de gente (recuérdese a Barrabás: Lc 23,19). El apóstol Judas (algunos relacionan la palabra iscariote con sicario, aunque se trata de una etimología dudosa) habría formado parte de este grupo y habría traicionado a Cristo, desengañado al ver cómo Jesús se negaba a ser el mesías zelote (paga el impuesto, en contra de lo que hacían los zelotes: Mt 17, 24-27).


6. Los esenios
(La comunidad de los manuscritos del Mar Muerto)

Esta palabra, que no aparece en la biblia, parece ser que viene de hasin (hebr.): los (hombres piadosos). Entre ellos se daban el nombre de los elegidos, los santos, los pobres, los hijos de la luz.

Lo que se sabía de los esenios se ha visto muy incrementado con el descubrimiento en 1947 de los manuscritos ocultados en unas cuevas cerca del mar Muerto. Después del 170 a.C., un personaje (el doctor de la justicia) es desterrado por el sumo sacerdote de Jerusalén, jefe del pueblo. Funda entonces la comunidad de Qumrán. El 21 de junio del 68 d.C., los romanos toman Jericó y atacan Qumrán. Ocultan los manuscritos en las cuevas.

En el desierto, cerca del mar Muerto, apartada de los caminos y de las ciudades, alrededor de unos pozos (y de unas grandes cisternas) vivía una comunidad de hombres y mujeres que rechazaban la poligamia, el divorcio y el culto en el templo de Jerusalén (por no haber aceptado el antiguo calendario, los ritos antiguos y por haber cambiado las familias de donde salían los sumos sacerdotes).

Era una comunidad muy jerarquizada: en la cima, los sacerdotes, que tienen todo el poder; luego, los levitas, los jefes laicos y los demás miembros. La obediencia era la condición absoluta de pertenencia al grupo. Los esenios eran unos 4 000; formaban varias comunidades; entre ellos había muchos célibes. En Egipto se instaló una comunidad de ellos (los terapeutas o curanderos) y otra en Damasco.

El jefe, llamado también inspector, tiene entre 30 y 50 años; es el padre de la comunidad. Se le manifiestan las faltas cometidas; acoge a los candidatos e incluye a los nuevos miembros. Excluye a los que no se conforman al reglamento. Los escribas explican la ley.

Esta comunidad espera una liberación militar por medio de un gran mesías justiciero. Purificándola de paganos y de malos judíos, este mesías inaugurará con ella una vuelta al paraíso. Entonces les gobernará un segundo mesías, el hijo de Aarón más importante (o sea, un sumo sacerdote).

La comunidad guarda una fidelidad estricta a Dios, a la alianza, a la ley de Moisés, a los sacerdotes, a las familias sacerdotales tradicionales. Mantiene el antiguo calendario, rechaza cualquier tipo de componendas con la ley y exige a todos una pureza ritual tan grande como la exigida al sumo sacerdote. De ahí las numerosas abluciones.

Los candidatos solicitan el ingreso. Durante dos años son novicios y se van introduciendo progresivamente en la comunidad y obedeciendo a sus reglas. Cuando es admitido, el candidato cede al grupo todos sus bienes. Los desobedientes quedan excluidos temporalmente o de forma definitiva.

El trabajo manual goza de gran consideración. Por la tarde se estudia la Escritura. Son muy importantes las comidas en común.

Su doctrina divide el mundo en dos partes: los buenos y los malos. Los buenos viven para siempre y los malos mueren para siempre. Las faltas personales quedan purificadas por las abluciones en el baño y por el ayuno.

Considerados como personas rigurosas, austeras y decididas, Herodes el Grande no les impuso el juramento de fidelidad, porque su regla les prohíbe jurar.

Los textos de los esenios (los manuscritos del mar Muerto) contienen copias de los libros del Antiguo Testamento, comentarios de los profetas, así como las reglas y las preces de la comunidad. No hemos de exagerar los vínculos entre los evangelios y los esenios de Qumrán; se reducen al nivel de las palabras (hijos de la luz) y al plano de la simpatía que inspira su rectitud. Pero el evangelio rechaza su dureza y su concepción de un mesías justiciero: Jesús anuncia el perdón y el amor.

Nota.- El movimiento bautista.- En tiempos de Jesús hubo varios movimientos populares que anunciaban la salvación a todos mediante una inmersión (bautismo) en agua corriente, incluso a los pecadores y a los paganos. Se formaron varios grupos (véase Juan Bautista: Hch 19,1-5) que se extendieron hasta Mesopotamia e Irán:
- bautizan para limpiar los pecados y anunciar la proximidad del mesías;
- rechazan los sacrificios cruentos del templo.




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